Cuidar y proteger el medio ambiente es una de las claves para el futuro y la que cobra más valor y toma más fuerza con el paso del tiempo. Y es que el impacto de la modernidad, con la contaminación y el cambio climático como sus dos efectos más palpables y preocupantes, exige acciones concretas por parte de todos, en especial, de las empresas.
En este sentido, en Palmira, la empresa Derivados Vínicos -la productora de ácido tartárico natural, alcohol vínico y aceite de pepita uva más importante de Latinoamérica- recicla por año unas 190.000 toneladas de residuos de la industria vitivinícola argentina y creó el pulmón verde más grande del Este mendocino. Además, reemplazó la utilización del gas natural por biomasa que genera con sus efluentes sólidos.
“En la actualidad son muchas las empresas que hacen del cuidado del medio ambiente una premisa importante porque el bienestar del planeta no puede quedar solamente en manos de los gobiernos y medidas legales. Es una cuestión de responsabilidades compartidas”, dice el francés Stéphane Mitrani, gerente general de Dervinsa.
Además agregó que “cuanto más conscientes seamos del impacto que tenemos las empresas y los empresarios hacia el medio ambiente, mejor podremos actuar y ayudar a los países a revertir la degradación de nuestro planeta. Lo que todos nos tenemos que plantear es qué mundo le queremos dejar a nuestros hijos y nietos”.
Así, con esta premisa, en Palmira se creó un bosque de 98 hectáreas con 110.000 árboles que son regados con los efluentes líquidos previamente tratados para su reúso agrícola. La especie que abunda en ese pulmón verde es el eucaliptus camaldulensis, que es capaz de absorber 70 litros de agua por día y devolverla a la atmósfera totalmente purificada.
Cuando se transita por la Ruta 7, al llegar al departamento de San Martín se puede observar el bosque a simple vista. Allí, hay ejemplares de más de dos décadas y otros que fueron recién plantados: “Estamos actualmente analizando la posibilidad de duplicar la superficie de nuestra plantación para llevarla a unas 170 hectáreas y a la vez, estamos incrementando la densidad de árboles por parcela”, explican desde la empresa con 80 años de experiencia.
Eso permite transformar el CO2 en O2 a través de la fotosíntesis vital para el desarrollo de la vida. Hoy, el bosque instalado en Palmira consume 1.200 toneladas anuales de CO2. “Esto equivale a la emisión de 500.000 litros de nafta o 300 autos circulando 20.000 kilómetros por año”, detalla Mitrani.
La planta recibe orujos y borras de 650 bodegas de todo el país. Una vez extraída toda la utilidad de esos residuos enológicos, los efluentes resultantes se destinan al regado de las hectáreas forestadas, se elabora un compost con alto contenido de potasio en colaboración con el INTA Luján y se produce la biomasa para generar energía.
“Nuestra actividad necesita de energía y el hecho de haber sustituido un combustible fósil como el gas natural por biomasa llevó a reducir la emisión de CO2 en 7.000 toneladas por año. Esto equivale a no consumir 2.000.000 de litros de nafta, unos 1.200 autos circulando 20.000 kilómetros por año”, agrega Stéphane Mitrani.
Con el objetivo de que todos se sientan involucrados y comprometidos con el cuidado del medioambiente, durante tres meses un grupo de operarios se dedicó exclusivamente a realizar una gran escultura con materiales que reciclaron de la chacarita de la planta.
Así, guiados por el artista bonaerense Eduardo Basualdo, concretaron la obra que pesa cuatro toneladas y que denominaron el “animal imaginario” en cuyo lomo lleva un jardín que representa al bosque que la empresa Dervinsa posee en la Variante de la Ruta 50, en Palmira.