El “Día Internacional del Inodoro” (19 de noviembre) fue declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas para generar conciencia sobre la problemática que genera su carencia (incluyendo el objetivo de eliminar la defecación al aire libre para 2025), así como del acceso al agua potable, y convertirlos en prioridades dentro de los planes de desarrollo mundial.
De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hemos tenido algunos avances: entre 2016 y 2020, el porcentaje de la población mundial que disponía de una fuente de agua potable gestionada de manera segura en su hogar aumentó de un 70% a un 74%; los servicios de saneamiento gestionados de manera segura se incrementaron de un 47% a un 54%; y las instalaciones para lavarse las manos con agua y jabón aumentaron de un 67% a un 71%.
A pesar de esto, aún queda mucho por hacer, ya que según un informe realizado por la OMS y UNICEF, 2.000 millones de personas en el mundo carecen de servicios básicos de higiene, de los cuales 653 millones no tienen ningún tipo de instalación. A esto se suma que 419 millones aún practican la defecación al aire libre (datos de 2022). Por otro lado, el 45% de las aguas residuales domésticas generadas en el mundo aún se vierten en cuerpos de agua sin tratamiento seguro.
Mientras que gran parte de la población mundial lo da por sentado, para otros contar con un inodoro es un lujo al que no pueden acceder. En Argentina, según datos del Módulo Sanitario, se estima que hay 6 millones de personas que no cuentan con un baño.
La campaña del Día Mundial del Inodoro 2023, busca crear conciencia y fomentar el progreso de las metas de saneamiento. El lema de las Naciones Unidas este año es: Un inodoro es pequeño pero poderoso, ¡como un colibrí! Sé cómo el colibrí.
En el marco de la celebración al Día Internacional del Inodoro, es bueno recordar los beneficios que, según la OMS, trae el saneamiento seguro: reducción del riesgo de contraer diarrea, así como de la propagación de las lombrices intestinales, la esquistosomiasis y el tracoma.
Reducción de la propagación de la resistencia a los antimicrobianos; reducción de la gravedad y las consecuencias de la malnutrición; promoción de la dignidad y el aumento de la seguridad, especialmente entre las mujeres y las niñas; promoción de la asistencia de niñas a la escuela por el establecimiento de instalaciones de saneamiento separadas; posible recuperación de agua, energía renovable y nutrientes de los desechos fecales.
Potencial para mitigar la escasez de agua mediante el uso seguro de las aguas residuales para el riego, especialmente en las zonas más afectadas por el cambio climático.